Rotación de 360 grados:

Permite girar el recipiente para acceder fácilmente a diferentes compartimentos o tipos de alimentos sin tener que mover todo el contenedor.

Tapa hermética:

Una tapa con buen sellado ayuda a proteger los alimentos de la humedad y los insectos, manteniendo su frescura.

Medidor:

Un medidor integrado o incluido facilita la medición precisa de las porciones, evitando desperdicios.

Diseño transparente:

Un cuerpo transparente o ventanas permiten visualizar el contenido y la cantidad restante de granos sin tener que abrir el recipiente.

Compartimentos:

Algunos modelos pueden tener compartimentos separados para almacenar diferentes tipos de granos o alimentos, evitando mezclas.

Materiales:

Suelen estar fabricados con plástico de grado alimenticio, como PP o PET, o en algunos casos, vidrio.

Capacidad:

La capacidad puede variar, pero suelen ser recipientes de tamaño mediano a grande para uso doméstico.

Facilidad de limpieza:

El diseño suele ser fácil de desmontar y limpiar.